Historia del Ministerio

“Pocos países existen en que la naturaleza haya sido más pródiga y en que la agricultura en sus
diversos ramos prometa, a no dudarse, un porvenir más halagüeño que en la República Argentina”

Ernesto OLDENDORFF. Director del Departamento Nacional de Agricultura.
Memorias Ministerio de Agricultura, Buenos Aires 1872

 

“Yo no puedo saber cuáles serán los destinos que el futuro reserva a este Ministerio…espero que dentro de un cuarto de siglo, cuando se recuerde la inspirada y patriótica iniciativa de este Congreso, se podrá decir de ella que contribuyó poderosamente a realizar los sueños, entonces fantásticos y acaso utópicos, de los que en 1810 se propusieron fundar una nación poderosa, rica y feliz!”
Emilio FRERS. Primer Ministro de Agricultura
Discurso pronunciado ante la Honorable Cámara de Diputados
Memorias Ministerio de Agricultura. Buenos Aires. 1898

 

El actual Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, se creó por ley 3727 del año 1898, durante la segunda presidencia del General Julio Argentino Roca. Sin embargo, desde la llegada de los primeros españoles a nuestro territorio, (SXVI), y durante los tiempos de la administración colonial española, existieron sin duda alguna, intereses más o menos marcados por el desarrollo agrícola. De hecho, las economías regionales del Virreinato del Río de la Plata, funcionaron acorde a las necesidades que, por un lado, el “Hinterland” de la minería de la plata de Potosí, demandaba, y, por otro, cubrir la demanda de consumo interno. Se generó entonces, todo un circuito comercial de productos y de insumos, destinados a abastecer esos dos mercados. La quiebra del orden colonial a partir de 1810, marcó el inicio de la ruina de las economías interiores, que debieron replegarse en principio, para posteriormente reacomodarse buscando nuevos mercados para sus productos. Esta contracción y expansión de las mismas, estuvo enmarcado lamentablemente por el periodo de guerras civiles. Durante este intervalo, la gestión agraria estuvo relegada como una función de los ministerios de hacienda, y condicionada a criterios de librecambio o proteccionismo, de acuerdo que los gobiernos fueran unitarios o federales respectivamente.

De esa manera, fueron las políticas arancelarias las que determinaron la suerte de nuestra agricultura. Y es en este arco del péndulo que recorre del librecambismo, al proteccionismo por donde transita el devenir agrícola de nuestro país. Por consiguiente en un principio, se impuso por los primeros gobiernos unitarios, una práctica liberal, que favorecía el librecambio, en perjuicio de las economías interiores, tanto agrícolas como manufactureras. A las políticas liberales aplicadas por Rivadavia, que generaron un atraso relativo, para la expansión agrícola, le siguió un período proteccionista asumido por el federalismo y en particular por Rosas, que permitió una nada despreciable, expansión de la actividad. Es así que los aranceles aplicados mediante leyes aduaneras, auspiciaron entre otros, no sólo el aumento de la superficie sembrada, sino que además propició la siembra de otros cereales expandiendo de esa manera la frontera agropecuaria, e incorporando nuevos cultivos a la producción. Es esta una de las primeras políticas agrícolas aplicadas con un sentido nacional y en beneficio para el país. Los gobiernos que se sucedieron luego de 1853, demostraron un enorme interés por el desarrollo de la ganadería lanar, lo que provocó un verdadero auge en la campiña bonaerense de esta actividad. Sin embargo, la consecución de políticas agrícolas públicas estaba ausente aún, en la agenda gubernamental. No fue sino durante la presidencia de Sarmiento (1868-1874), que se crea por Ley del 21 de julio de 1871 el Departamento Nacional de Agricultura, dependiente del Ministerio del Interior. Por consiguiente, se plasman en esa ley los fundamentos de una agricultura moderna capitalista, con objetivos claros y concretos, sobre todo en lo concerniente a preparar intelectualmente y capacitar a personal para un mejor desarrollo de la misma, profundizando aún más el carácter científico de la actividad agrícola.

Consolidado el Estado Nacional con la primera presidencia de Julio Roca, (1880- 1886), se afianza un modelo primario exportador de tinte agropecuario, funcional al mercado capitalista y a la potencia mundial de turno, Gran Bretaña. Los vaivenes políticos de la década de 1890, retrasan la conformación de una instancia ministerial agrícola específica. Pero el progresivo auge económico, la importancia otorgada al sector agrícola a fines del siglo XIX, la incorporación a un mercado mundial y la necesidad de instaurar mecanismos de modernidad y mejorar la producción, demostraron al Poder Ejecutivo Nacional, la conveniencia de elevar a rango ministerial el manejo de la cuestión agrícola. Se crea entonces en 1898 la cartera a cargo del doctor Emilio FRERS, primer Ministro de Agricultura de la Nación.

Como principal área técnica del país, y con una concepción estratégica de explotación de los recursos naturales, entre sus funciones estaban comprendidas además la exploración geológica de detección de napas de aguas subterráneas, exploración minera y petrolera. Por eso, fue personal de la División de Minas, Geología e Hidrología del Ministerio de Agricultura, quien perforó por primera vez un pozo petrolero en Comodoro Rivadavia (1907). Esta sencilla razón explica el porqué este conjunto edilicio fue la primera sede de YPF hasta 1938. La joven cartera ministerial funda los cimientos para promover, desde el Estado, la expansión de la frontera agropecuaria, el progresivo aumento, modernización y diversificación de la producción, y la consecución de políticas públicas tendientes a mejorar, promover y proteger la actividad agrícola nacional.

A poco más de un siglo de su creación, nuestro Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca incorpora actualmente un protagonismo a nivel internacional sin precedentes, para posicionar a la Argentina como país líder en la producción agroalimentaria y agroindustrial, planteándose metas y objetivos que tengan como finalidad el desarrollo y modernización agrícola, la incorporación de biotecnología al servicio del hombre, e iniciar un sendero de crecimiento en beneficio de nuestro país y del mundo, tal como alguna vez lo soñaron los hombres de mayo de 1810.

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