Muchas personas hoy en día conocen o están enteradas acerca de los avances de la astronomía, la exploración espacial, el lanzamiento de sondas mas allá de nuestro sistema solar (Voyager 1 y 2), el movimiento de la tierra, etc. Sin embargo lo que seguramente se desconoce es que toda esta maravillosa exploración, avances técnicos, científicos y descubrimientos de nuestro “cosmos”, esta relacionado en su génesis, por la AGRICULTURA.
Asi es, y aunque suene extraño a los ojos de cualquier lector, la agricultura impulso (seguramente sin quererlo), el nacimiento de otra ciencia como la astronomía, y su consiguiente carrera espacial. ¿Cómo y por que? De acuerdo a textos Caldeos, nuestros antepasados dirigieron sus miradas al cielo, en busca (no de estrellas, mundos, planetas o alienígenas), sino de respuestas sobre las épocas mas propicias del año para sembrar, dando origen a un concepto tan común como “las estaciones”.
Las causas del porqué unas épocas del año eran mejores que otras para sembrar, provocaron en los caldeos, una lógica curiosidad, que los motivó a asociarla, (acertadamente), a la posición orbital de nuestro planeta respecto al sol. Su curiosidad los llevó hacia el 720 AC., a distinguir los primeros eclipses, y los movimientos del sol y la luna, notando que se movían en una zona especifica de la esfera celeste a la que llamaron Zodiaco. Mucho no ha quedado de estos primeros astrónomos, pero al parecer es justo reconocer al caldeo Beroso, como el primer astrónomo de la historia, que contribuyo con la distinción de un sistema de predicción de eclipses llamado SAROS, que simplemente es un período de tiempo de 18 años y 11 días completos, al que llego luego de contabilizar 223 lunaciones.
Paradójicamente de lo que se podría creer, los egipcios no aportaron demasiado en estos primeros pasos de la astronomía. La explicación ante esta “falta” es bien sencilla: ellos no dependían de las estaciones para valorar las épocas mas propicias de su siembra, sino del río Nilo, que con su creciente anual, regulaba la producción agrícola de ese reino. Sin embargo, su curiosidad natural también los llevo a elevar sus miradas al cielo, y establecieron un calendario fundado en los movimientos de la luna, la posición de los solsticios y los signos del zodiaco. Obviamente sus observaciones llegaron más allá, (aunque no poseemos muchos datos directos), ya que conocían exactamente los puntos cardinales, y en base a ellos orientaron las caras de las pirámides.
Con el advenimiento de los griegos, las astronomía comienza su verdadero sentido científico. Asi es, como en la Grecia Asiática, el consagrado Tales de Mileto, se encargó de difundir entre sus compatriotas algunos de los conocimientos que había adquirido durante su estancia en Egipto, (lo que revela que los egipcios, realizaron mayores aportes a esta ciencia). Tales en base a sus conocimientos adquiridos, comunicó a sus compatriotas que la tierra estaba situada en el centro del mundo (idea fundadora del Geocentrismo), y que los demás astros giraban entorno a ella. Postulaba este notable sabio, que la tierra flotaba en un fluido (al que llamó universal), y que los astros estaban fijos en esferas transparentes y concéntricas que orbitaban alrededor de ella. Esta idea GEOCENTRICA perduro muchos siglos, y fue acaso la responsable de tantas intolerancias, persecuciones, y oscurantismo que retrasó por 20 siglos el verdadero conocimiento de los movimientos de los astros (ay Tales si hubieras conocido algo de la mecánica celeste, que distinto habría sido todo).
No sabemos si atribuirle a Pitágoras (porque se duda de su existencia física, o la escuela pitagórica), los descubrimientos posteriores. Pero lo cierto que esta “corriente” de pensamiento puso ya en el siglo IV AC, en duda los postulados de Tales. Ellos enseñaron que la tierra era redonda, (al igual que el sol). Descubrieron, -solo en base a simples observaciones-, que la elíptica de la tierra era oblicua, (por lo tanto ya descartaban el geocentrismo y la figura geométrica circular de la orbita terrestre). Identificaron estrellas de la mañana y la tarde (descubrieron Venus), y admitieron que los planetas y los cometas giraban alrededor del sol. Postularon que la Luna giraba entorno a la tierra y que las estrellas eran “soles” muy lejanos que iluminaban astros habitados.
Fue Demócrito fundador de la escuela atomista, (pero que en sus inicios fue pitagórico), quien reconoció por primera vez reconoció la Vía Láctea, compuesta por infinitas estrellas muy alejadas de la tierra, y al igual que Pitágoras, afirmó que al propia tierra giraba alrededor de un eje que pasaba por su centro y daba vueltas alrededor del sol, como los demás planetas. Estas observaciones fueron también corroboradas por otro pitagórico llamado Filolao, (del cual tenemos pocos datos). Pero lo mas curioso es preguntarnos “por qué “perduró la idea errónea geocéntrica, y a pesar de que el propio Platón admitió en sus últimos años las ideas pitagóricas, no fue HELIOCENTRISMO la tesis “dominante”.
Con la famosa Escuela de Alejandría, (331 AC), la astronomía adquiere un nuevo impulso. Aristarco de Samos, basándose en estudios pitagóricos, logró medir el diámetro aparente del sol y la luna con notable precisión. El propio Eratóstenes calculó (en base a la trigonometría y una simple regla de tres), un arco de meridiano terrestre (que pasaba por Alejandría), con bastante aproximación. No podemos dejar de mencionar a Eudoxio (siglo IV, AC), que planteó el sistema HOMOCENTRICO, en el cual la tierra esta ubicada en el centro de una esfera y las estrella los planetas y el sol se encuentran adheridas a ella. Al dar esta esfera una vuelta completa, Eudoxio pudo demostrar el movimiento diurno. Este método se hizo luego extensivo a otros planetas, obteniendo gran repercusión, y el propio Aristóteles, lo adoptó y completo más tarde, para sus famosas esferas homocéntricas.Continuando en Alejandría, Hiparco de Nicea, fue la gran figura en del siglo II AC. Todo un revolucionario, sus métodos le permitieron medir con exactitud la duración de la revolución de la luna, la excentricidad de su órbita, y la inclinación de su elíptica. A pesar de que sus observaciones le indicaban lo contrario, fue un adicto a la causa geocéntrica, pero extrañamente confeccionó unas tablas relativas al movimiento del sol que delata una postura heliocéntrica no confesada quien sabe porque. Realizo el primer catálogo de estrellas en las cuales reconoció 1025 de ellas. Notable observador, Hiparco reconoció también, la retrogradación de los equinoccios (o sea, el movimiento lento y cónico del eje terrestre), e identifico el cambio estacionario.
Por fin llegamos a Ptolomeo (140 DC), fundador del famoso sistema geocéntrico. Este astrónomo alejandrino siguió las enseñanzas de Hiparco, y puso especial interés en los movimientos de la luna, y explico notablemente los del sol. Elaboro su sistema mundo y reunió todos sus estudios en su celebre libro ALMAGESTO, donde incluyo los trabajos de Hiparco y el catálogo de estrellas del mismo autor. Su obra es en realidad un gran aporte de recopilación en el cual se condensan aproximadamente 1.500 años de observaciones estelares. Ptolomeo suponía que la tierra era esférica y situada en el centro del universo, envuelta a su vez por otra esfera de aire o atmósfera rodeada por una tercera esfera a la que llamo “Esfera del éter”, del fuego o de los meteoros, en la cual se formaban las estrellas, los meteoritos (llamados aerolitos) y los cometas. Luego de esa esfera constructiva seguía el cielo de la luna, (que giraba alrededor de la tierra en 27 días y 8 horas); le seguía el cielo de Mercurio, el de Venus; el del Sol (que daba una vuelta en 365 días y 6 horas); el de Marte; el de Júpiter y el de Saturno. Por encima de todos estos cielos, se encontraba el de las estrellas fijas (las que estaban lejos) y por ultimo una esfera a la que llamo “primer móvil” que giraba alrededor de la tierra en 24 hora y por un sistema de pivotes (según Ptolomeo), arrastraba a todas las demás esferas y cielos mencionados, en ese giro de 24 horas alrededor de la tierra. La importancia de la obra de Ptolomeo no radica en su exactitud, sino por la enorme influencia que tuvo en toda la antigüedad como obra fundadora de unos de los equívocos más lamentables que pudo realizar el ser humano, por sus consecuencias y sobre todo por haber colaborado al atraso científico absoluto durante 14 siglos, hasta la aparición recién en 1548 de la obra de Nicolás Copernico De Revolutionibus Orbium Caelestium.
Jorge Luis Borges decía que de las relaciones más inverosímiles pueden derivarse las consecuencias más insospechadas. Si en lo que a la agricultura y astronomía se refiere, no podemos negar la veracidad de esta sentencia. Hay veces que nos perdemos en un extraño círculo de causalidades que aparentemente no tiene ninguna relación, y no logramos siquiera sospechar las implicancias científicas o humanas que de ellas derive. ¿Existirán acaso personas que son capaces de llevarnos por otros senderos? Ojalá asi sea para el bien de todos, pero eso si, tengamos cuidado de no toparnos con algún trasnochado Ptolomeo, porque puede malograr (quizás sin malicia), el resto de nuestra vida.